Esta vez estuve lejos del diluvio universal.
Pero me deleité con la lluvia igualmente.
Con la lluvia, las calles de piedra, el olor a quemado, el cielo gris al despertar, la compañía, risas, capuchas mojadas, y una última noche.
La única que no llovió, pero heló más que las anteriores.
Un frío que me caló hasta los huesos.
Tú, tu frío me paró el corazón.
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